Los números se asignaban de manera fija para cada jugador a lo largo de un campeonato en la Copa Mundial de 1954, debiendo utilizarse los números del 1 al 22. Cuando se introdujeron las sustituciones en la década siguiente, los jugadores suplentes llevaban los números del 12 al 14, aunque se les permitía omitir el 13 en caso de que el jugador fuera supersticioso. Las generaciones más jóvenes se enfrentan a esta melancolía del futuro en forma de renuncia.